jueves, 13 de octubre de 2011

mora serrano postumismo y vedrinismo. comentario en torno a un libro sobre vanguardia literaria dominicana

Manuel Mora Serrano:


Postumismo y Vedrinismo. Primeras Vanguardias Dominicanas.

Sobre la Primera Parte.





He leído la primera parte de tu libro con el detenimiento que provoca hacerlo desde sus primeras páginas. Si las autoridades de educación estuvieran en algo con la formación humanista de los currículums y pensum de los estudiantes del bachillerato de nuestro país, ya ese libro tuyo, por lo que vislumbro en futuras sentadas, debiera estar en esos programas, claro que haciendo del mismo, en cuanto a su volumen, otros formatos de lecturas. Creo que lo mismo habríase de expresar de las escuelas de letras de nuestras universidades.

Considero que el éxito de un texto como este, al menos en lo que llevo de lectura, tiene su base fundamental en el inestimable precio de tus investigaciones que constituyen un ejemplo singular para nuestra crítica literaria. Por la mínima experiencia que tengo en esto de rebuscar en archivos, me conmueve sinceramente la labor hecha por ti, y por el esfuerzo conocido que eso conlleva.

Por otra parte, siempre me intereso esa figura tan especial de Ricardo Perez Alfonseca, pero como es sabido de tu parte, uno no siempre puede haberlo escudriñado todo y tus referencias sobre el mismo y su magnífico poema que siempre que he tenido oportunidad, leo con fruición, Oda de un yo, me han vuelto a conmocionar.

Aprovecho la ocasión para decirte que en la pagina 126 en el último párrafo, al referir las fechas de nacimientos y muertes de Fabio Fiallo, 1886–1942 y de Osvaldo Bazil, 1884=1946, tu no registra la del fallecimiento, tampoco la de nacimiento de Ricardo Pérez Alfonseca. Lo hiciste varias veces con otros autores.

Creo haberte enviado una vez un email en que te daba un detalle curioso de su fallecimiento, en Lima, Perú, un mes después de haber llegado nombrado Embajador, en los primeros días de diciembre de 1951, pero que fallece al final de ese mismo mes, creo el fecha 30, al parecer bruscamente, quizás por un infarto cardiaco. El procedía de Chile, adonde ocupaba el mismo cargo.

En mi libro sobre las relaciones bilaterales Perú–Republica Dominicana, editado y publicado en el 2007, creo, no lo recuerdo bien, haber registrado la ocurrencia de su muerte la que encontré en una nota diplomática durante la investigación. De esa nota tengo copia, aunque solo en mis papeles hoy quedados en Lima. Quise localizar notas periodísticas de ese fallecimiento, tanto en el diario El Comercio, como en otros diarios de Lima, e igualmente trate de ver si se produjo alguna acta de defunción con la causa de la muerte de este escritor, pero no pude localizar nada al respecto.

Entre paréntesis también te digo que Carlos Sánchez y Sánchez, quien fue Embajador dominicano en Perú, entre 1949 y 1951, fue un gran funcionario del régimen, y como es natural en una persona de temperamento, fiel, pero lo que te quiero decir es que fue muy sufrido, y atacado, pues en esos años algunos enemigos de Trujillo lo agredieron muy radicalmente, lanzando hasta bomba molotov en su residencia, y hasta la cancillería peruana de entonces le hizo algunas humillaciones, eso lo relato en mi libro sobre las relaciones bilaterales entre los dos países.

En otro aspecto, las citas recogidas de Pérez Alfonseca, de García Godoy y del venezolano Acevedo, entre otros, son sumamente oportunas y esclarecedoras. Tu texto de historia y reordenamiento de las apariciones vanguardistas en nuestro país son de sumo interés, tanto que desde ya tu libro debería merecer el reconocimiento de todos los interesados en estos temas, tanto de lectores como de las instituciones, tales las del ministerio de Cultura.

En relación a las precisiones que tú haces en torno a Rueda y Contín Aybar, y sus afirmaciones con respecto a Vigil Díaz, así como la justicia que hace precisando sobre los verdaderos pioneros de algunos eventos literarios en nuestro país, eso no tiene reparos porque nada de lo investigado pudiste inventar. Los documentos tienen su verdad inconmovible. Tu libro como dices es UNA OLLA DE VERDADES.

Ya era hora de esas precisiones y ojala que los jóvenes escritores que tengan ya un mínimo de conciencia y de vocación, empiecen a leer tu libro. Incluso hasta para algunos que como yo siempre quisimos meternos en los rincones máas profundos de nuestra historia literaria, y más hasta para los que hicimos carreras literarias universitarias, tu libro nos ilustra mucho.

Si mis circunstancias de salud, que no son tan buenas, me permiten, de ratos en ratos, seguiré leyendo tu texto, y advierto desde ya creo que seguirá interesándome. H. Amarante



Manuel Mora Serrano

Postumismo y Vedrinismo. Primeras Vanguardias Dominicanas.

Sobre la Segunda Parte.

Los lugares comunes, a veces, no deben ser tan comunes, y esto porque en la Segunda Parte de tu libro pone un feo gabán a por lo menos dos o tres intelectuales nuestros quienes abordaron el tema histórico de las innovaciones y vanguardias de las letras dominicanas. Ni para que citar en este comentario a esos escritores y analistas porque tu libro es tan esclarecedor que resultaría prolijo hacerlo. Sin embargo, no hay dudas, tras la lectura de tu texto, que algo se tejía en lontananza en la mentalidad de estos intelectuales y críticos literarios, en contra de Moreno Jimenes. La condición humana: la sevicia, la inquina, el olvido intencionado, el desmedro de la honestidad, la habilidad ocultista, la marrullería, en fin, eso, la condición humana, a veces con sus cosas, con sus espinillas, pues en el caso de la de Manuel Rueda, al parecer, como se ve en tu libro, reaparece en Rueda desde las entrañas del gran autor de Yelidá. Casi igual podría aplicarse al noble de Rafael Augusto Zorrilla, cuando se deja influenciar de otros para el golpe de Estado contra Moreno. ¡Cosas veredes, MUDABLES!

Sin embargo, el destino o un raro hado de los misterios de CUANDO CORRAN LOS AÑOS, CUANDO MORENO JIMENES HAYA MUERTO, QUIEN SABE SI .DE HAMBRE; DESPUES DE VIVIR EN UNA MISERIA PERMANENTE; QUIZAS ALGUN CRITICO EXTRANJERO QUE FIJE LA VISTA EN NUESTRA LITERATURA, SE ENCUENGRE CON ESTE POETA LLENO DE ORIGINALIDADES A QUIEN NO LE PUSIERON SUS CONTEMPORANEOS LA ATENCION QUE SE MERECE, Y LO DESCUBRA COMO UNO DE LOS MAS ADELANTADOS INNOVADORES la vida, han determinado que aquel CRÍTICO EXTRANJERO que debería aparecerle a Moreno Jimenes, de acuerdo al artículo de Napoleón Acevedo, citado en la página 332 de tu libro, no fuera tal, sino ese, tu libro, del cual eres el autor que, ….Repito, por un hado misterioso pero no tanto en misterio, ese critico, o ensayista, o apasionado de la verdad literaria, ha sido tu a quien sabemos un enamorado de la existencia poética y de la obra de Moreno.

En verdad, como dijo Ricardo Palma, ¿o González Prada?,¡ los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!, en esta parte de tu texto, tan exquisito en la documentación, tu rejuveneces la labor de la investigación critica– literaria nacional, estableciendo, firmemente, un antes y un después, otro oportuno lugar común, pero muy necesario, y aplicable, a tu libro. Creo que la especificidad didáctica de la Primera Parte, en esta Segunda, sin desaparecer le deja un tremendo espacio a la documentalidad o documentación, por lo que más bien iría, antes que a los estudiantes del bachillerato, a los iniciados en el interés por nuestra historia literaria y a los estudiantes avanzados de las escuelas de letras de nuestras universidades.

El paralelismo entre Vigil Díaz y Moreno Jimenes, realizado por ti con énfasis milimétrico, no tiene otro camino sino el de arribar a un conjunto de verdades, a la luz de los documentos que nos llevan a vislumbrar luz tras el laberinto de una serie de publicaciones de comentarios, de textos de poemas, y fragmentos de citas, que si no fuera uno un apasionado, como lector, de estos temas resultaría tedioso entrarle a los poemas modernistas de Vigil, y a los comentarios hechos por algunos de sus defensores. Gracias a ti, por reorientar a alguien, ese alguien, quizás un futuro ensayista joven, o escritor de nuestro medio, de hoy o del futuro, que como dijo alguna vez Octavio Paz, (Alguien en alguna parte me lee) ese futuro alguien en alguna parte, o en algún tiempo, ponderara el encomiable contenido de tu libro.

Tu defiendes un sacerdocio: EL DE MORENO JIMENES QUE FUE LA POESÍA, y el sacerdocio de la poesía misma, pero mucho más que eso, establece un punto de partida para la fijación de nuevos conceptos históricos literarios que a partir de hoy, nada ni nadie podrá contradecir. Incluso da soberbios manotazos en la cara a aquellos que en algunas ocasión nos acercamos a algunos de estos libros de Vigil Díaz y Moreno Jimenes y por nuestra infantilidad literaria, y por el poco acopio de experiencia, por el poco tiempo disponible, entre otras cosas, no nos aposentamos en lecturas más profundas. Fue mi caso, cuando en los años de 1968, 69, 70, el empleado de la Biblioteca de la Universidad de Santo Domingo, nos privilegiaba dejándonos entrar a la Sala Dominicana, y sobre todo, a una sección adonde se encontraban algunos de estos textos que no eran ni mostrados ni prestados a otras personas, o a otros no iniciados, por temor a que se perdieran o los depredaran. Incluso, en los años en que tuve que perderme entre San Fco. de Macorís y Pimentel, procurándome la subsistencia para fomentar una familia, pude haber hecho mejores lecturas de esos textos, si hubiese sido el caso de quedarme en la capital y disponerme a escudriñar con fines de hacer comentarios como siempre quise, pero no fue posible. Ahora recuerdo que tuve como propiedad personal una edición de Promesa, y otra de Psalmos, que ahora es imposible recordar adonde compre o me regalaron. Creo, esencialmente, que mi infantilidad histórico literaria de entonces, tuvo mucho que ver con estas deficiencias, a pesar de que también tu podría recordar que en los días en que pergeñaba algunos comentarios recepcionistas a libros, la tónica de la realidad era la que tú conoces, la de una postcontienda armada y el posterior surgimiento de una Joven Poesía que ocupaba toda nuestra intención.

Como ves, esto último lo digo porque creo que esto que escribo no tiene fines de publicación, sino de reconocer tu libro, por lo que me extendí en el aspecto personal.

En cuanto al origen del Postumismo, cuando tú haces referencia a R A Zorrilla, y sus declaraciones en torno al movimiento, no queda otra cosa ya que volver al referente de la condición humana, con sus bajas y alzas, pero en la intención de nuestro común y ya desaparecido amigo Rueda, qepd, al hacer mención de los creadores del movimiento, en verdad, hubo una pieza floja, algo que no encaja dentro de la lógica con la que debió hacer estas declaraciones. Ando por las paginas 317 o 318, creo, pero no importa por cual ande yo, lo importante seria ver que la documentación levantada por ti en estas revistas tantas veces referidas de La Cuna de América y en otras revistas, desmienten y tumban columnas enraizadas en bases falsas.! Oh, la inventiva gratuita, oh, la mentira, que nunca en literatura, ni en su Historia, debieran ser! ¡Oh, el encubrimiento de la poética personal de Moreno, en aquellas entrevistas de 1921, revividas por tu libro, en las cuales dejo establecido su canon estético del Postumismo¡ Claro, que este canon se complementa con las cartas y comentarios que recibieron los postumistas desde el exterior, en especial el de ex consul venezolano en Rep. Dom. Luis Yépez, ni que decir del poema de Moreno, el titulado Aspiración.





A esta altura de mi comentario sobre tu libro no deja de ser oportuno mencionar que la recopilación que haces de los documentos teóricos sobre el Postumismo, en especial de lo expresado por Rafael Américo Henríquez, Zorrila, Avelino y Carlos Sánchez y Sánchez, asi como del mismo Moreno, refrescan ejemplarmente para las nuevas generaciones el corpus teórico del movimiento, de la escuela postumista. Con la lectura de esos documentos, si se hace a conciencia, los lectores de hoy, y los del futuro, no tendrán ningún margen de duda en cuanto a que en la República Dominicana, en esos años del siglo XIX, fue fundada una escuela literaria no solo novedosa, sino de rotura, de autentica vanguardia, y ello, mucho antes que en otros países de lengua española. Ya lo dijo Avelino: LA PRIMERA ESCUELA LITERARIA DE AMÉRICA EN AMÉRICA HA SIDO EL POSTUMISMO. (456)

En otro orden, aunque quizás no sea tu el primero que lo haga, la desmitificación del vedrinismo como creación de Vigil Díaz es una de las más altas cumbres de importancia de tu libro. Es Zacaris Espinal el fundador del Vedrinismo en 1926, como tu afirmas y demuestra, y quien define, ultrabrevemente el vedrinismo, VIVA EXPRESION DEL SUBCONSCIENTE. Es decir, marca camino PARALELO a Breton para su movimiento en Europa. El ruido del avión de Vedrines, y la aérea visión de su aparataje viajando por los cielos de la literatura dominicana, nos confundió a muchos, tanto que recién en el siglo XXI venimos a despertar, afortunadamente para nosotros, pero muy lamentable para Zacarías, que en sus efluvios de morfina, en plena tumba de un silencio infinito, debió también lamentarse. En el párrafo final de la pagina 573 de tu libro, utilizando las siglas de un término científico, tu definitivamente, deja aclarado el entuerto: HE AQUÍ DESCIFRADO EL ADN DEL CUERPO VEDRINISTA: EL SEÑOR OTILIO VIGIL DÍAZ NO ES EL PADRE DE LA CRIATURA LLAMADA VEDRINISMO, NACIDA PARA LA HISTORIA LITERARIA EN 1926. POR EL CONTRARIO, EL SEÑOR MANUEL ZACARÍAS ESPINAL ES EL LEGÍTIMO PADRE LITERARIO DE LA CRIATURA LLAMADA VHEDIRNHISMO, VENDRINISMO O VEDRINISMO.

Si los directores de diarios leyeran, y si después de ello, tuvieran conciencia humanista y cultural, por lo menos una nota de primera página pudo haber publicado ya algunos de ellos, haciéndose eco de una noticia cultural de primer orden, pero que va, como dice el lugar común, no se puede pedir peras al olmo. Esto lo digo como si no lo hubieran; tal vez lo ha hecho alguno, pero lo dudo.

(Hago un paréntesis fuera de contexto para decirte que no pude contener una carcajada con el anuncio de Zorrila y sus locetas PARA UNA ARQUICTETURA postumistas. Aprovecho también para decirte que el gran intelectual peruano Raúl Haya de la Torre, posiblemente envió a Santo Domingo, con Magda Portal, una carta a Julio A. Cuello para que fundara en nuestro país una filial del APRA. Esa carta pude leerla en uno de los textos que pude leer de su obra completa, pues en verdad fue un gran intelectual como hago saber en mi libro Juan Bosch en Perú. La fecha de la carta de Haya fue de 1929. Otro detalle a decirte en estas notitas entre paréntesis es que ese indoamericanismo viene del mismo Haya de la Torre, que en esos años ya hablaba con ese término dentro de los postulados de su grandiosa aspiración social y política. Haya fue un héroe del partidismo con sus campañas y sus discursos, recorrió a lomo de caballos, casi siempre, casi todo el Perú, uno de los países de geografías mas endiabladas del planeta tierra. Te digo, por otra parte, que en la página 765 de tu libro te refieres a Max H. Ureña, y el mes de su fallecimiento, pero no cita el año, que debió ser mucho después de 1966, pues lo conocí siendo mi profesor de lengua española en el CUEG, o centro universitario de estudio generales. Así mismo te diré que revisando docenas y docenas de ediciones de El Comercio de Lima, y de otros diarios, de las las décadas de los sesenta y setenta, encontré varios artículos de Baeza Flores, entre ellos una extraordinaria entrevista a Juan Bosch, hecha, si mal no recuerdo, en Londres. Esta entrevista, cuando le envié el libro a Guillermo Piña Contreras, actual Embajador en B Aires, me dijo que la incluirá dentro de los textos que faltan de las obras completas de Bosch. La misa fue incluida en mi libro J. Bosch en Perú. Finalmente, si no yerro, creo que Serafín Delmar, aunque tú lo ubica mexicano, fue un poeta peruano, o bien, que alguien, poeta, en Peru lleva ese nombre, no es raro; viviendo yo en Paterson, NJ, vi una nota del director de la Biblioteca Antillense, buscado un titulo de un escritor dominicano llamado Héctor Amarante, que en 1852, publicó un relato, cuyo nombre no te doy porque está en los archivos de una PC que deje en Lima. En cuanto a Magda, una revolucionaria, una mujer de ruedos, y a la vez, con mucha conciencia política. Haya de la Torre la tuvo como una de las fundadoras de su agrupación; finalmente, tuve la oportunidad de conocer al papa Francisco Ulises Domínguez, de los Rutinel, de los muchados Domínguez, Ulises Rutinel y su otro hermano, ahora no recuerdo su nombre, don Francisco. No sé si estoy equivocado en este último detalle, lo que recuerdo, como miembro del Grupo La Isla, membresía que nunca se ha mencionado, o muy poco se ha mencionado, (Tony Raful lo hizo en Nueva York, en un acto público, ante mí) fui a su casa llevado por José Ulises, un miembro del grupo La Isla. Como nota final te digo que en los eventos y tertulios de mi promoción, pude conocer a Moreno, junto a Johnny Gómez y Mateo Morrison, así como junto a Rafael Abreu Mejía. Perdona estos incidentales, pero tal vez me este desfogando de este cuadro que vivo con mi salud, que no es nada buena, pues los nódulos al hígado me atosigan ya con dolor, de cuando en vez).

Volviendo a entrar en tu texto, Postumismo y Vedrinismo, como libro, debió haber creado ya un escándalo literario, escándalo por la imprescindible carga de asertos y verdades incontrastables argumentadas y documentadas por tu investigación. Por lo menos debiera este libro conquistarse para ti el Gran Premio Nacional de la Literatura dominicana, el otorgado por Corripio a través del ministerio de Cultura. Si no fuera de ese modo, peor para aquellos que no lo tengan a bien, aunque sabemos que quienes otorgan este premio, ALGUNOS RECTORES, a veces, no conocen las obras que premian.

Héctor Amarante





Nota: De inmediato voy a subir a mis blogs: wwwtliterarioblogspot.com y a wwweldiaenfermablogspotcom.blogspot.com , estas simples notas, como una forma de darme aliento de publicar algo, ya que en el país, se esta publicando muy poco literatura ni comentarios de recepción de libros.

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martes, 5 de julio de 2011

contador de visitas
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CUANDO CONOCI A LEONEL FERNANDEZ
Hector Amarante
Eran unos dias quizas de barbarie dominicana, esa que vivio el país después de la guerra de abril de 1965, o bien, quizás eran unos días de civilización al estilo quisqueyano, bajo un régimen que se instauro a partir de 1966. Lo de barbarie podría decirse por la sangre que de vez en cuando se derramaba, y no era sangre gratuita sino muy costosa, porque procedia de cueros jóvenes de una juventud dominicana de izquierda que entonces procuraba cobrarse la mesada con los militates y los policías del régimen y hasta con ellos mismos, matándose unos con otros. Lo de civilización quizás pueda decirse debido a que ya el régimen de entonces, el de un JOAQUIN BALAGUER , empezaba a darle cariz a la política de varilla y cemento, bajo un lema ejemplar: gobierno que trabaja país que progresa.
Era una tarde academica, si cabria el termino, pues en esos tiempos, la academia era lenta, y sino era de ese modo, por lo menos las aulas universitarias no estaban tan saturadas de alumnos, y los profesores eran verdaderos sabios, cada uno en su materia; los conocimientos todavía no estaban ni siquiera empapados de chercha, de merengues, ni de bullas, mucho menos de Black Berry, de celulares, y de conocimientos improvisados, al estilo de las que se iniciarían mucho tiempo después con la sapienseria de la monstruosa biblioteca infinita que se llama INTERNET.
El grupo, recuerdo, estaba compuesto por CESAR PINA TORIBIO, por JIMMY SIERRA, por LEONEL FERNANDEZ y por quien escribe, llamado Hector Amarante. Estabamos ubicados en la parte frontal del edificio Doctor DEFILLO, dedicado a los estudiantes de Derecho, y a los de Medicina, en una Universidad Autonoma de Santo Domingo que se había bautizado a una apertura post trujillato, bajo los escudos del denominado MOVIMIENTO RENOVADOR, a imagen y semejanza de la REFORMA llevada a cabo por la Universidad de Buenos Aires, en Argentina.
No estoy seguro, pero estoy mas que satisfecho de que quien me llevo al grupo fue JIMMY SIERRA, de quien yo era una suerte de mano derecha en la Seccion de Literatura del MOVIMIENTO CULTURAL UNIVERSITARIO, MCU, sección a la que el me generosamente me llevo para ponerme al frente de ella, cuando yo apenas escribia palotes literarios y no merecia ese cargo.
LEONEL FERNANDEZ, entonces era una sonrisa Y UN CUERPO DELGADO, rostro de dulce afabilidad, oyente silencioso, sereno, oia nuestras conversaciones, y nosotros, sin sospechar entonces el porvenir, nos concentrábamos en una realidad, la misma de treinta y pico de abriles después, la que tal vez, esa que hoy en el 2011, nos hace conscientes de que aquel joven,RECIN LLEGADO DE NUEVA YORK, apacible, estudioso, iria a ser el abogado, el político, el hombre de Estado, el escritor, el académico, el economista y presidente de un partido exitoso, ese que lo ha llevado a ser tres veces PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPUBLICA.
Bajo la sombra del edificio DOCTOR DEFILLO, con su plataforma frontal de piedras redondas, bajo la bandera de la Universidad, cuatro jóvenes, tres de ellos estudiantes de la Escuela de Derecho, sentiríamos transcurrir 1969, o 1970, 1971, 1972, etc, y mi timidez que era tan provinciana no alcanzaba a comprender la timidez metropolitana y neoyorquina de ese Leonel Fernandez quien nunca sospechaba el caudal de historia y de Historia que el tenia ya y que habría de hacerla eterna, mundial. Algunos 7 u 8 veranos después nos juntaríamos bajo el techo de la Academia La Trinitaria, de la calle Francisco Villaspesa, tratando de instruir en conocimientos escolares a algunos jóvenes aspirando a ser bachilleres de la republica. Gracias a Jimmy, a la Universidad, a la vida, por haberme dado la oportunidad de conocer a un joven, tan joven, a quien su carácter, su inteligencia, su condición humana, su dedicación y su vocación lo llevarían a ser uno de los dominicanos mas notables y mas trascedentes de la historia de esta nación que es Republica Dominicana.

viernes, 3 de julio de 2009

PRESENTACION DEL LIBRO “JUAN BOSCH EN PERÚ

PRESENTACION DEL LIBRO “JUAN BOSCH EN PERÚ”

“Juan Bosch en Perú” es el título del libro puesto a circular en Lima, el 28 de mayo 2009, en el Centro Cultural Ccori Wasi, de la Universidad Ricardo Palma.

Con un prólogo del Embajador dominicano en Perú, Rafael Julián, el volumen recoge una amplia documentación referente al ex presidente dominicano durante su única visita a Perú, en 1962.

Con 240 páginas, varias gráficas del escritor y político, el libro es fundamental para ampliar el conocimiento sobre la obra y la vida del estadista.

El autor es Héctor Amarante quien realizó investigaciones y recopiló documentos poco conocidos por los lectores dominicanos, algunos de ellos, verdaderas primicias, las que vendrán a enaltecer las celebraciones del Centenario del Natalicio de Juan Bosch.

La obra fue presentada durante los actos de conmemoración en honor al ilustre escritor realizados en Lima, Perú, durante tres días con una programación que incluyó conferencias, mesas redondas sobre la vida y la obra política de Bosch, entrega de premios a los ganadores de un concurso de ensayos dedicados al dominicano, y puesta en circulación de una antología con cuentos del cuentista dominicano, recopilados por el académico peruano Roberto Reyes Tarazona.

Todos los actos fueron patrocinados por la Embajada dominicana en Perú, por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, por la Universidad Ricardo Palma y por el Centro Cultural de España.

El texto “Juan Bosch en Perú” se encuentra en todas las cadenas principales de librería de la capital peruana.

domingo, 6 de julio de 2008

Realismo maravilloso en Queensboro Plaza

Realismo maravilloso en Queensboro Plaza
Cuento de héctor Amarante

En la estación de Queensboro Plaza, Queens, un hombre viejo y desamparado, el último día de otoño del 1997, levitó en medio de la muchedumbre que esperaba un tren Q. Fue algo muy extraño y espectacular. Poco asombrados, con la boca y los ojos abiertos a más no poder de su falta de asombro, todos vieron que su barba le llegaba al ombligo, y que el pelo de la cabeza era tan blanco como pelo de ángel y sus ropas tan raídas como la de un muñeco de trapos explotados en carnaval o en el Día de la Resurrección. Había subido con todo y su bolsa plástica.
Ante tan raro espectáculo la multitud empezó a silenciarse y quedarse casi inmóvil mientras el hombre levitaba gentil y graciosamente. Una paloma torcaz empezó a salir por el viejo hoyo de su ombligo; ya afuera, inició un vuelo a ras de cabezas defendiéndose, con movimientos bruscos, de posibles manotazos.
Voló y voló hasta hacerlo directamente sobre los rieles, esperando la llegada del tren Q que venía pitando como potro mecánico que es; posada el ave sobre el borde del techo del primer vagón del Q, no sólo lo detuvo con una extraña fuerza sino que lo hizo devolver, lentamente. La multitud, casi a coro, soltó una prolongada interjección:
-¡Wao!
La multitud, sin capacidad de sorprenderse, quedó inmóvil, como si la cotidianidad de vivir el mundo del subway en Nueva York no le permitiera sorprenderse. -Only in New York Decían algunos.
El inmenso grupo, silencioso aún, convertido en masa infiel, había desatendido al levitante y se mantuvo posando su preclara atención en la paloma que devolvía la testa del monstruo; cuando casi se cumplía un minuto de la lucha entre el ave y el tren, la gente tuvo que volver a fijar su atención en el anciano. De su bolsa plástica negra, salió otra paloma; su vuelo tan difuso fue fugaz y con aleteos fugaces, como celajes en las penumbras.
También en ese instante el desamparado se identificó con un vozarrón más potente que el ruido del Q que pugnaba con la primera paloma por no retroceder. Entonces se identificó diciendo ser un nuevo e intrépido Noé, quien dizque había peleado contra las convulsas aguas del Diluvio Universal:
-Soy el Noé bíblico. El Q me salvará de todos ustedes, miserables newyorquinos1.
Apagando su voz, entonces desde el nivel de su altura levitante, se lanzó como águila en picada tras la presa, cayendo al medio de las vías, consciente que el Q avanzaba con su ruido y su silbido arrollando y comiéndose la plataforma o estación de espera.
Todos vieron entonces, cómo volaron pelos de las barbas remojados con sangre de una cabeza bautista como cortada por la guillotina del asesino Q. También volaron por los aires plumas de palomas y un papel amarillo del Departamento de Salud Mental del New York Prebisteryan Hospital, con instrucciones para el paciente dado de alta.
1 “Newyorkinos” o “neoyorquinos”, es una modalidad particular del autor nombrar a los residentes de aquella ciudad.

sábado, 5 de julio de 2008

El tren en llamas

El tren en llamas

Cuento de Héctor Amarante

Los caminos subterráneos del sistema del subway de Nueva York son casi imposibles de conocer por el gran público, y sólo los conocen algunos maquinistas o conductores que por ellos transitan a diario; otros que conocen un poco son aquellos que se asoman al primer vagón de la línea en que se transportan para echar un “miradita a los rieles”. Esas rutas son los túneles por donde corren los diversos trenes.
Hay zonas que entristecen los trenes, los de cualquier ruta, por ejemplo, aquellas adonde murieron docenas de hombres mientras se construían las diferentes vías. Hay otras que cargan los trenes de luz, de calor, hasta hacer que algunos vagones, y a veces todo el tren, se encienda.
Cuando Lisandro Maco vio a las tres de la madrugada del día 26 de marzo de 1982, ese tren convertido en una sola bola de fuego, entonces supo era verdad que debajo de Manhattan, justo en la ruta del tren B hacia Brooklyn, en el espacio de la estación de la 4 west, existe el volcán Manhattano, que sólo hace erupción dos veces por milenio, y a la misma hora, encendiendo a ese mítico tren B.

Un cuento de Héctor Amarante

Medusa dividiendo entre cero en un tren R


El 27 de febrero de 1994, a las 8 de la mañana, Astroberto, viajaba a su oficina atado a un asiento de nadie, en un vagón del tren R.
Iba pegado a un rincón como un animal tímido y acuático y a ello sumaba el efecto de que el tren R newyorquino es una máquina de auto-aislamiento; nadie parece dispuesto a una sonrisa y aunque se esté feliz y contento es como un candado el rostro adusto de cada uno, pues casi nadie conoce a nadie en ese tren en el que todos se temen. A propósito de aquello de animal tímido, muchos se refieren al tren como que es una culebra de hierro; es por eso que Astroberto le teme al tren y a los reptiles. Tantas veces sube al tren R tiende a dormirse. En aquel día no pudo hacerlo.
Todo el día tuvo clavado en su cerebro, como un espanto de belleza, el cuadro de una señora de treinta y seis que, al entrar bruscamente, una vez sentada, en un santiamén, abrió sus piezas locomotoras (tobillo izquierdo sobre rodilla derecha)
Astroberto, con su experiencia, captó un raro desequilibrio entre la belleza enorme de aquella dama de treinta y seis y cierta baja estima personal, pues no es tan común que en el tren R ocurra algo así, es decir, la presencia de una mujer tan bella, tan elegante, pero sin ningún escrúpulo. Sin dudas, era una dama provocadora y provocativa, pues ni siquiera llevaba hilo dental.
Cuando el tren R había rebasado dos plataformas sin detenerse, Astroberto, de repente empezó a manifestar convulsiones clónicas y tónicas. Perdió autonomía y casi se desmayó, mientras la mujer lo miraba fijamente.
Recuerdo que se había subido al R en la 63 de Rego Park, Queens, para detenerse en la calle 42, pero se le pasó la estación y ya en las fronteras de Brooklyn, desde la división en cero de la mujer en cuestión desembocó una culebrita roja, que en nada era el especimen de una culebrita coral con sus bellísimos pero peligrosos colores venenosos.
Cuando ella se dio cuenta de que Astroberto se había percatado del bello reptil, sonriente, le dijo:
-Soy Medusa.
Entonces la mujer cerró sus piezas locomotoras y desde su cabeza, por bellos y finos pelos, salieron docenas y docenas de culebritas tan finas y ondulantes que parecían sus cabellos.